¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si alguna de las empresas en las que inviertes a través de una cartera dejara de cotizar repentinamente en el mercado de valores?
¿Sabes qué pasaría con tus acciones? Armando, protagonista de tal situación, es hoy un caso del que aprender. Hace unos años, la gran empresa informática estadounidense, Dell, decidió salir de la Bolsa de Nueva York y convertirse en una empresa privada. Lo hizo al amparo de grandes préstamos y apoyo financiero de otros socios.
Significaba que todos los inversores minoritarios que habían invertido su dinero en sus valores ya no eran accionistas ni tenedores de esos instrumentos. Armando había empezado a invertir en ese momento y el suceso lo alertó porque tenía acciones de Dell. Se preguntó, no sin desesperación, qué pasaría. De hecho, ésta es una pregunta que cualquier inversor se habrá planteado a lo largo de su carrera inversora. Y si no, aún no es demasiado tarde para entender el proceso.
Público versus privado
Una empresa pública es una empresa que cotiza en bolsa. Por tanto, más allá de sus propietarios y accionistas mayoritarios, también existen accionistas minoritarios que no toman decisiones significativas sobre la empresa.
Si invierte en acciones de empresas, posee una pequeña parte de todas aquellas empresas en las que ha invertido algo de dinero a través de acciones. En general, las empresas que cotizan en bolsa salen a bolsa con una Oferta Pública Inicial y luego permanecen allí para siempre. Es una forma de disponer de capital fresco de forma continua.
Sin embargo, los accionistas mayoritarios de una empresa pueden decidir venderla o que otra empresa no cotizada adquiera la firma en cuestión. ¿Qué sucede entonces con el inversor minoritario? Fue la pregunta que se hizo Armando en 2013 cuando la noticia anunció que Dell se haría privado.
La empresa tendrá que pagar a sus accionistas minoritarios por todas las acciones que posean, a un precio del que se beneficien, no inferior a su valor de mercado en el momento de la compra. Mientras tanto, la empresa está retirando todas sus acciones a través de mecanismos operativos y legales. Fue un costo alto para la empresa y sus propietarios, pero fue para proteger a quienes no participaron en la decisión.
Pero, ¿qué pasa si otra empresa absorbe una empresa en la que tengo acciones?
Lo único que sucede es que las acciones de la empresa que compraste se canjean por acciones de la empresa que absorbió las tuyas. Los tuyos desaparecen, pero no tienes ninguna pérdida ya que recibes otros a cambio. Es un tema con el que a veces se intenta asustar a los inversores. Ya sea citando empresas conocidas que “ya no existen, y por tanto las acciones de esas empresas ya no existen”.
Por ejemplo, el Banco Central y el Banco Hispanoamericano ya no existen, pero eso no significa que las personas que compraron acciones de estos dos bancos lo perdieron todo. Las personas que alguna vez compraron acciones del Banco Central o del Banco Hispanoamericano ahora son accionistas del Banco Santander si no han vendido sus acciones.
Hidroeléctrica Española e Iberduero también desaparecieron, pero sus accionistas pasaron a ser accionistas de Iberdrola. Las acciones de Catalana de Gas y Gas Madrid tampoco existen ya. Aún así, todas las personas que poseían acciones de estas sociedades y las han conservado son ahora accionistas de Gas Natural Fenosa.
Lecciones en inversiones
Cinco años después de que Dell recompró sus acciones, salió a bolsa y se endeudó para sanar sus finanzas, volvió a los titulares con una noticia que Armando aún recuerda:
“Dell, la empresa privada más grande del mundo, cotizará en la Bolsa de Nueva York después de lanzar una oferta de compra de valores de DVMT en un acuerdo en efectivo y acciones valorado en $21,7 mil millones, 18,7 mil millones de euros. La empresa DVMT se creó para financiar la fusión con EMC en 2016 y luego emitió acciones de seguimiento referenciadas a VMware, una de las empresas del grupo EMC”.
Armando no lo pensó dos veces y reinvirtió en la empresa. Las fluctuaciones del mercado son constantes. Es un entorno donde la volatilidad está presente. Pero es posible adoptar diferentes estrategias beneficiosas.
Un asesor financiero es una ayuda imprescindible, aunque debe ir acompañada de conocimientos sobre el entorno en el que se invierte tu dinero. Esa fue la lección más importante que Armando aprendió del caso Dell y que hoy comparte con los inversores.